CRÓNICAS PARDAS o cómo sobrevivir en Magic siendo un pardillo





¿Por qué volví a las Magic, cuando había renegado de ellas tantas veces? ¿Por qué cuando volví no me limité a jugar partidas con morralla en los bancos de la Facultad? ¿Por qué sigo orbitando alrededor del juego y de su mundo cuando a todas luces quizá haya más odio que amor en mis entrañas?
Este tipo de preguntas son las que intentaré responder a lo largo de una serie de capítulos de lo que podría ser una biografía magiquera marginal.

Capítulo I. Antecedentes penales.

Con once años compro en el corte inglés una bolsa de dados poliédricos. Tengo unas fotocopias de la ficha de personaje de Stormbringer, que me ha pasado un chico de octavo. Mi amigo y yo jugamos, delirio puro, al rol apoyados en una cama de 80, en la casa de su abuela. Se trata de un mapa improvisado que representa un continente compuesto por países: el País de los Elfos, el País de los Orcos, el País de los Zombis. Cuesta creer que los orcos sean capaces de civilizarse y formar naciones, pero se puede hacer la vista gorda. Una sociedad civil de zombis es otra cosa, y nos hace gracia pensar en un zombi yendo a comprar el pan, y otro zombi, panadero, atendiendo a su cliente de ultratumba. Hoy pienso que una sociedad civil de zombis es una buena manera de definir ciertos aspectos del presente, pero eso es otra historia. Un guerrero enano y un mago elfo llegan hasta el castillo del villano para rescatar a la princesa. Luego vuelven a la corte sin la princesa, debido a que se nos olvidó mencionar nada al respecto (no hay sobreentendidos que valgan): carcajadas. Ahorraré la descripción del sistema de juego.
Pasa el tiempo. Descubrimos las aventuras escritas. Conseguimos entender el concepto “GAC0”. Los reyes me traen un Heroquest. A mi amigo le traen el antológico Dragon Strike, que incluye un cortometraje que nos acompañará el resto de nuestros días, interpretado seguramente por actores de cine porno sacándose un sobresueldo. Battlemaster que no sabemos usar. Figuras de plomo. Marvel TSR, con recortables de superhéroes para nuestro deleite. Las Crónicas de la Dragonlance. De repente 1995, septiembre, mi amigo se ha comprado un juego nuevo llamado Magic el Encuentro. Comienza la perdición. No tardaría mucho en comprarme el primer mazo de cuarta edición borde negro.




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