CRÓNICAS PARDAS: Pinares de Antaño (I)

¿Hay que pagar un Pacto si fue contrarrestado? ¿Vale con describir el dibujito de la carta cuando juego una Terapia de la Cábala? ¿Es cierta la anécdota del Chaos Orb, según la cual en un torneo un tipo lo hizo trizas y echó cada trozito encima de cada carta del oponente para ganar? Todas estas preguntas quizá no tengan respuesta jamás. Entretanto, nos queda Internet para sofocar la angustia exsitencial y la frustración de tener menos DCI que mi prima de 9 años.

Hola, hoy simplemente quería tener un momento de melancolía, de modo que voy a evocar ciertos cartones que antaño (en mi tierna adolescencia) no faltaban en las mesas de cualquier magiquero que se preciase.



Este viejo amigo, que a lo largo de la historia del Magic ha pasado de ser un pino a ser morralla, no faltaba en ninguna baraja que llevase verde. Era el Tarmo del momento, salvando las distancias. El refrito de Chronicles no tenía sentido sin él. Su agresividad sólo fue superada (para los bosillos humildes que no podíamos permitirnos tener Juzam Djinn) con la llegada de Alianzas y su Orda Balduviana, que nada más salir ya valía 2000 pesetas (12 euros, para los que no hayan conocido el magic con las rubias) creo. No hace mucho estaba jugando en una tienda y un chaval de 10-11 años más o menos conocido del lugar me bajó uno de estos en chino sin saber qué hacía. Su mazo era un cúmulo de cartas regaladas la mayoría, y estaba aprendiendo, así que le perdoné el handicap de este djinn, gracias al cual habría ganado en el siguiente turno. Eso sí, no pude contener una lágrima al ver al viejo genio denostado y relegado al estrato más casual de este juego cruel. Larga vida al Erhnam Djinn.



Todos los mazos sin excepción llevaban uno. Bueno, siempre hablo del juego a nivel casual, callejero. Junto con la Ira de Dios era el único reiniciador que yo recuerde (mmm bueno, Ice Age supuso Pyroclasm); al menos de esa potencia no había otro. Te bajaban uno y te arrepentías de haber bajado tantos bichos el turno anterior sólo para acojonar. Es un reiniciador lento, pero aquellos eran otros tiempos y la única manera de matar en un turno era el primigenio Canalizar + Bola de Fuego, y por entonces ya estaba prohibido... Otra carta que llevaban todos los mazos era la siguiente:



Ya, ya. Esta es buena, que se lo digan a los tipouneros. Pero es que antes, claro, la llevaba todo Cristo, aunque te acabases de hacer una baraja con tres sobres de Homelands. Evidente es el porqué. Ayudaba el hecho de que en el Rastro, por 400 o 500 (2-3 euros) pesetas era tuyo.



Este sí que era un pino. Te lo bajaban y te mosqueabas tan sólo por la presión psicológica. Ahora vale medio euro, pero en sus tiempos valía 1500 pelas (9 euros). Además que era este, por supuesto, el que se jugaba: el de Era Glacial. Ya no se trata de una carta al alcance de cualquiera, los pardillos nos teníamos que deshacer de grandes mazas de nuestras carpetas para adquirir uno de estos. Pero como además no teníamos un buen juego (hoy día alugnos seguimos sin tenerlo), en nuestras manos era una carta que hacía reír al contrario habitualmente, cuando le girabas el permanente equivocado en el momento equivocado. En fin.



Efectividad y elegancia. Los que no teníamos este, metíamos su primo Trol de Uthden. La gente que jugaba esta carta solía tener un mazo putero de disrupción. Quitacartas, petatierras, daba igual, todos rompían amistades. Ya era otro nivel. Otra criatura malilla (bueno, al menos hoy las hay mejores) era la Granite Gargoyle, que se veía en no pocos mazos con maná rojo. Pero la otra carta roja que hoy se merece fotico es:



Una baraja de goblins se definía por llevar 4 de estas más que por otra cosa. Estaría bien meterlas en las de hoy, para ver la cara que se le queda al otro principalmente. Si consigo acabarme la baraja de legacy de pieles verdes, coño, meto una en plan tech aunque sea, por la gloria de mi madre.



Cualquier mazo blanco que se preciase llevaba este rompe ojetes obligatoriamente. Hoy por hoy, puf, sería divertido probar. En el único formato viable, que es Vintage, es una carta mala, o al menos muy pocas veces útil (es decir, mala). Anécdota: yo sigo llevando una en mi carpeta actual de cambio. Qué decir de ella, daba la vuelta a partidas ella sola. Qué más daba si uno jugaba mejor que el otro y llevaba mejor baraja: toda la ventaja de cartas a tomar por culo por esta rara de quinientas pesetas (3 euros).

Por hoy basta. En breve postearé la segunda parte de este repaso a cartones memorables.

Salud

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